17 de abril de 2014

¿Un nuevo hogar?

    Se paró unos segundos, respiró hondo y bajó los escalones que le separaban del anden. El cambió de luz fue tan brusco que tuvo que cerrar los ojos un momento, y para cuando los pudo volver a abrir el tren salía ya de la estación. Miró a su alrededor. Pocos habían bajado en aquella parada y la mayoría, los que no esperaban a alguien, se dirigían a una pequeña salida lateral. Agarró el asa de la maleta y les siguió. La puerta daba directamente a una plaza rodeada de pequeñas y desordenadas casas de piedra. Paró de nuevo desorientada y sacó un papel del bolsillo delantero del bolso. En el aparecían garabateadas las indicaciones para llegar a la Residencia.
   -¿Mi nuevo hogar?- se preguntó a sí misma. Con un movimiento de cabeza sacudió los pensamientos negativos y dudas de su mente y se concentró en lo que le atañía en ese momento. Tenía que coger un autobús, que le dejaría al final de una calle que tendría que subir-¿Subir?¿con este calor?- hasta llegar a una placita con una fuente en el muro de una de las casas. Junto a la fuente vería unas escaleras de piedra, que al subirlas -¡y seguimos subiendo!- le llevarían a una segunda calle. Entonces debería girar a la derecha, dejando una gran verja de piedra a su izquierda, hasta dar con una puerta en ese muro... Se estaba mareando y empezando a poner nerviosa, cuando oyó una voz a sus espaldas.
  -¿Hacia dónde vas?
   Se volvió y vio a un hombre metiendo unas maletas en un pequeño coche. Junto a él, una mujer con un niño dormido en brazos le sonrió amablemente. La recordaba del tren.
  -A la Residencia...-contestó algo avergonzada.- Aunque no sé muy bien como llegar.
  -Pues sube, que te acercamos.-le contestó la mujer mientras su marido cogía la maleta y la ponía junto a las demás- ¡Deja sitio detrás,Susan!
  -¡Gracias!
   Susan resultó ser una regordeta y nerviosa niña de cinco años que no dejó de hacerle preguntas durante todo el viaje. Para cuando llegaron a la puerta de la Residencia ya sabía todo sobre ella: que se llamaba Mia, que era alemana y que iba a trabajar en una pastelería que se iba a abrir muy pronto en el pueblo.  
   Dándoles de nuevo las gracias y prometiéndole a Susan que le invitaría cuando pasase por la pastelería, por fin llegó a su destino. Se encontraba ante una enorme puerta de hierro, que a su vez, tenía una más pequeña. Sin apenas esfuerzo consiguió abrirla y pasar al jardín. Delante de ella se abría un camino que llevaba a una preciosa y enorme casa cubierta de hiedra, y todo al rededor era un terreno lleno de plantas, árboles y flores, descuidados de modo que parecía un bosque encantado. Maravillada, se acercó a la casa y llamó al timbre. Nadie salió. Llamó de nuevo y nada. Agotada por el calor y los nervios dejó la maleta a un lado y se sentó a la sombra en las escaleras de la entrada. Ya nada le impidió pensar.
  -¿Habré hecho bien?¿Dejar todo lo que conozco, mi familia, mis amigos, mi hogar?¿Y si no sale bien?
  -Saldrá bien, y si no, pues nunca podrás arrepentirte de no haberlo intentado,- recordó las palabras que su abuela le había dicho. Ella, que siempre le apoyaba, y que le había animado en los momentos de duda.
  -Pero,¿y si me encuentro sola? Voy a convivir con gente extraña, con su vida ya hecha y con los que cruzaré dos palabras. Voy a estar rodeada de gente pero sola.-Y volvió a ver a su abuela, a su adorada Yaya, tan menuda, cosiendo junto a la ventana.-Yo creo en ti.
  -Sí,- se animó a sí misma levantando el puño.-Todo saldrá bien.
  En ese momento, al subir la vista, vio que un chico corría hacia ella agitando un brazo. Iba en bermudas, con un gorro de paja y una bolsa de tela colgando al hombro de la que sobresalían dos barras de pan. No pudo evitar reir al ver su aspecto, aunque disimuló cuando llegó a su lado.
  -¡Perdón!-jadeó doblado y agarrándose un costado. Entonces pudo observarle bien. Tenía el pelo largo y negro como el azabache recogido debajo del gorro, un aro en una de sus orejas y, aunque no muy marcados, rasgos claramente orientales.-Perdona, fuí a comprar algunas cosas. ¿Eres Mia, verdad? Soy Min.
  -Encantada,- sí, recordaba haber hablado con él por teléfono.
  -Pasa y te enseño todo- le dijo mientras le cogía la maleta y la invitaba a entrar. -En la planta baja tenemos todas las salas comunes, cocina, lavandería, sala de estar... y en las plantas superiores los dormitorios.Como ahora somos sólo cuatro y tenemos habitaciones libres me he permitido elegir la tuya.- Y sonriendo abrió una de las puertas de la primera planta. Tras ella había un enorme y luminoso dormitorio. -Y por supuesto puedes pintarla y decorarla a tu gusto.
  -¡Es más de lo que esperaba!- contestó Mia girando sobre sí misma.
  -Bueno, pues te dejo que te vayas acomodando mientras hago la comida. Te veo en un rato en la cocina.
  -¿Qué?,¿Me esperas para la comida?-preguntó atónita.
  -Sí,-en el rostro del chico se dibujó una enorme sonrisa.-Es que aquí comemos todos juntos. Realmente somos como una gran familia. Nos vemos ahora.
   -Va...vale, ahora bajo-. Tras un momento de pausa subió la maleta a la cama y la abrió. De repente se sintió tranquila y relajada, e incluso había desaparecido el molesto cosquilleo del estómago que le había acompañado durante los últimos meses.
 Bueno-se dijo sacando las cosas de la maleta,-vamos a hacer de esto un hogar.

*           *          *

   Aclarar que no me gusta nada cómo me ha quedado,y que me he sentido estúpida escribiendo esto, ¡¡y es que me ha llevado toda la mañana!! Me siento super espesa y ha habido momentos en los que me ha sido imposible concentrarme al 100% o el saber cómo continuar. Y me da rabia, porque ahora mismo lo que me apetece es escribir o inventarme historias y situaciones sobre ellos, porque son los que me hacen olvidar durante un rato el resto de cosas que me rodean, y el ver que no llego a ningún lado me frustra. Espero que sea el tiempo o el estrés del trabajo y que se me acabe pasando este aplatanamiento > <.



 

1 comentarios :

  1. Pues a mí me ha gustado cómo te ha quedado!! Ha estado muy entretenido, y me han entrado ganas de ir a comer a la residencia ^^
    A veces se te cruza algo, y hasta dejas de ser objetiva, pensando que todo lo que escribes está fatal, pero en realidad es una falsa sensación a la que no hay que hacer mucho caso. Seguro que cuando lo releas en otro momento en el que estés más a gusto verás lo bien que te ha salido :)

    Después iré leyendo los demás que tienes, ya he visto que hay varios scene ñij ñij
    Me gusta mucho la ambientación familiar y hogareña que tiene todo... Es verdad que te hace sentir como en casa.

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